En memoria de Elemér Hantos, precursor de la idea europea.

Hace cien años, nacía en Budapest, Elemér Hantos, economista húngaro de renombre internacional. Algunos ginebrinos recordarán aún a este europeo convencido. Diputado, luego secretario de Estado y presidente – director general del Banco de Emisión por un breve período, Hantos abandonó, a la edad de 38 años, las funciones públicas para consagrarse a los problemas del regionalismo económico en Europa y, fundamentalmente, a aquellos concernientes a la cooperación económica de los países de Europa Central, dañada por los tratados de paz de 1919-20.
Hantos preconizaba un plan que sería un tipo de unión aduanera que debía comenzar entre Hungría y Austria, seguido por Rumania, Checoslovaquia y Yugoslavia, completado por una unión monetaria y por la abolición de la cláusula de la nación más favorecida. Tal proyecto no podía agradar a todos (Pequeña Entente, Alemania, Italia). Sin embargo, es Elemér Hantos, convertido en profesor de la Universidad de Budapest “quien más hizo para hacer reconocer en la opinión internacional la necesidad de una conferencia económica danubiana” y “gracias a los institutos económicos que él había fundado en Viena, Budapest, Brno y Ginebra, Hantos ejerció una fuerte influencia sobre la opinión europea y contribuyó a concentrar la atención hacia Europa Central” (Jacques Droz). Con este fin, en 1930, Hantos fundó en la Universidad de Ginebra un “Centro de estudios de Europa Central” en el cual CH.-A. Burky se desempeñó como director, mientras que M. Ledermann, lo hizo, en un futuro, como profesor de relaciones internacionales, actualmente, privatdozent colaborador. Entre 1923 y 1938, Hantos vino seguido a Ginebra, donde tuvo numerosas reuniones con hombres de Estado interesados en sus profundos conocimientos acerca de los problemas económicos. Asimismo, participó desde 1923 en los trabajos del Comité Económico de la Sociedad de las Naciones, de la cual fue nombrado ponente al año siguiente. Durante sus estadías, Hantos brindó conferencias, especialmente en el Centro de estudios, en la Universidad y en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales, invitado por W. Rappard. Además, Hantos fue el único sabio húngaro que profesó en el ámbito de los “cursos temporarios” de este instituto hasta sus últimos años. Sus conferencias eran afectuosamente recibidas por un público atento y numeroso que no dejaba indiferente la apertura de espíritu de este precursor europeo.
La obra escrita por Elemér Hantos es considerable. Durante el período relativamente breve de veinte años, que separa las dos conflagraciones mundiales, unas cincuenta obras acerca de los problemas agrarios, monetarios, fluviales, postales, etc. en los países danubianos, aparecieron y fueron traducidas en diferentes idiomas. Finalmente, los eventos políticos fueron más allá de Hantos, fallecido en 1942. “Sus advertencias contra la primacía de la política en la vida económica de las naciones cayeron en terrenos áridos.” (Ledermann) “Y son finalmente las consideraciones egoístas las que han impedido la creación de un bloque de los Estados de Europa Central.” “En este sentido, contrariamente a lo que había deseado Hantos, las aspiraciones de las pequeñas naciones que no han podido organizarse, han sido explotadas por los “Grandes” por sus juegos políticos y sus rivalidades europeas. Es así que la vía se encontraba libre a las concepciones imperialistas alemanas” (Jacques Droz) y a las concepciones socio-imperialistas.

H. S.